Programa Mano a Mano TVN Ricardo Lagos Ministro de Obras Públicas y Ricarte Sotofi
sábado, 19 de mayo de 2012
sábado, 12 de mayo de 2012
En el año 2013, volveremos a las urnas para elegir a un
Presidente(a) de la República así como a senadores y diputados.
Es una oportunidad
para expresar, con fuerza y de manera diferente, nuestra protesta por estar tan
lejos de iniciar el camino para alcanzar el desarrollo humano.
El actual modelo ya cumplió 35 años y un amplio sector de la
sociedad fue sacrificado durante esta revolución liberal económica.
Ciertamente, el país creció económicamente pero no hay ni una sola área donde
la población pueda decir que obtuvo algún bienestar.
Con la complicidad de los medios de comunicación, la casta privilegiada, que recibió la ayuda de los concertacionistas
“ apatronados” lograron instalar la idea
que la globalización y la economía de mercado representan la única vía posible.
Se ufanan y con soberbia, de un relativo éxito en la lucha
contra la pobreza. Con su lenguaje remilgado y escudándose en las estadísticas,
subrayan que en estos años se ha reducido la cantidad de pobres, de un 38.6% en
1990 pasamos a un 16% en 2010. Con sus quintiles, pretenden convencernos que la
frontera entre extrema pobreza y pobreza
se sitúa en la línea de 72.000 pesos. La última novedad es la posibilidad de acceder al Ingreso Ético
Familiar, es decir, 170 mil familias en pobreza extrema van a recibir alrededor
de 53 mil pesos mensuales. ¡Muy bien!.. Además, aquel grupo de miserables que tenga buena conducta podrá
recibir un dinero extra. Por ejemplo, se
premiará con el Bono al Logro Escolar a las familias cuyos hijos estén en el
30% de los mejores alumnos de su curso ($50.000 para los que estén en el 15%
mejor del curso y $30.000 para los que estén en el 15% siguiente). ¡De nuevo...Bravo!
La mayor estafa del modelo radica en el mundo del trabajo. Aquí,
donde un grupo influyente de la casta dirigente
milita en el Opus Dei y pregona como Escrivá de Balaguer que los hombres se pueden santificar a través
del trabajo, se pagan remuneraciones miserables. Seguramente hemos entendido
mal: no se trata de un sueldo sino de una penitencia que nos permitirá llegar
al paraíso. El caso es que según las últimas encuestas de ingresos del INE, el
promedio mensual es de $360.300.
También hay importantes diferencias entre sueldos de hombres y mujeres. Así,
el sueldo medio masculino alcanzó
$417.900, mientras que la misma categoría para mujeres llegó sólo a $280.900, lo que
representa un 32% de diferencia.
¿Cómo el capitalismo chileno logra que una enorme masa de
trabajadores mal pagados no se rebele? Muy
fácil, con la ayuda del Estado que mediante el asistencialismo –disfrazado de
reformas sociales- entrega cierta cantidad de bonos que amortiguan la ira de
los asalariados. Al mismo tiempo, los créditos de consumo- pagados religiosamente y con altos
intereses- crean en los empleados la
ilusión de contar con un poder adquisitivo que, al fin y al cabo, es pura ficción.
Pero la compra de un plasma o un viaje de 8 días a Cancún bastan para enajenar
a una inmensa masa de ciudadanos que terminan convencidos de estar recibiendo
los beneficios del modelo. Sin embargo, cualquier traspié se transforma en un descalabro para esas
personas, por ejemplo, cuando una enfermedad
de mediana gravedad asoma en sus vidas. Habría que preguntarle a los think
tanks y centros de estudios varios, si alguna vez han encuestado sobre la
cantidad de bingos y “completadas “que se hacen en los barrios para recaudar
algunas chauchas para comprar drogas
contra el cáncer, prótesis, sacar una muela o comprar una silla de ruedas. Ese
Chile no figura en los análisis de los tinterillos y columnistas que publican en
los diarios chilenos.
Los candidatos a lo que sea cuando bajan a las ferias son
frecuentemente interrogados por los escuálidos montos de la jubilación. ¿Cuantos
tienen la honestidad de decirles a esas personas que mientras tengan salarios
bajo los 500 mil pesos, tendrán una pensión mísera porque así funciona el sistema
de cuenta individual?
Una mujer afiliada a una AFP y que está a diez años de
jubilarse tiene hoy un ahorro que, en promedio, es casi tres veces menor que la
cifra que acumula un hombre.
A los 50 años de edad, es decir, a diez años de la edad legal para pensionarse, las mujeres acumulan un promedio de $7,5 millones en su cuenta de capitalización individual. En tanto, los hombres llegan a un promedio de $20,1 millones a los 55 años, edad en la que ellos se sitúan a diez años del retiro. Si estas cifras se traducen en pesos, arroja que en el caso de una mujer, esta acumulación se podría traducir en una pensión proyectada a los 60 años de $92.106, considerando una rentabilidad de 4% anual sobre el fondo y que mantenga cotizaciones por el 10% de un ingreso promedio para este género, de $456.443.
A los 50 años de edad, es decir, a diez años de la edad legal para pensionarse, las mujeres acumulan un promedio de $7,5 millones en su cuenta de capitalización individual. En tanto, los hombres llegan a un promedio de $20,1 millones a los 55 años, edad en la que ellos se sitúan a diez años del retiro. Si estas cifras se traducen en pesos, arroja que en el caso de una mujer, esta acumulación se podría traducir en una pensión proyectada a los 60 años de $92.106, considerando una rentabilidad de 4% anual sobre el fondo y que mantenga cotizaciones por el 10% de un ingreso promedio para este género, de $456.443.
¿Qué harán estos pensionados cuando el propio envejecimiento
los lleve a solicitar más atenciones médicas y requieran de 5 o 6 fármacos por
día?
La política de bajos salarios ha sido explicada tanto por el
riesgo de crear más cesantía (lo que es un chantaje) y el bajo nivel de educación o capacitación
técnica de los trabajadores. Veamos. Según el informe de carreras del Ministerio de Educación, siete
de cada diez carreras técnicas tienen sueldos bajo los 550 mil pesos. Por
ejemplo, un asistente de educador de párvulo tiene un sueldo promedio de 225
mil pesos al mes. Cinco años más tarde, su remuneración sólo es de 246 mil pesos al mes. En el caso de los institutos
profesionales, al 5° año de egresados,
el 30,8 % de los titulados en institutos
profesionales tienen sueldos bajo la línea de 550 mil pesos.
En fin, abundan las cifras que desenmascaran la falacia
sostenida por décadas, que pretende convencernos que los salarios son bajos
porque las personas no tienen estudios.
Esta verdadera confabulación contra el desarrollo humano ha
contado con la activa complicidad de los economistas. Desde hace tiempo, como
lo escribía Sánchez Cuenca en El País,
creen estar en posesión de una ciencia sobre el bienestar social y sobre
la forma más eficiente de resolver los problemas de distribución de los
recursos que aquejan a toda colectividad humana.
Los economistas creen que las conclusiones que se siguen de
las teorías científicas que manejan deberían llevarse a término con
independencia de lo que puedan decidir los ciudadanos o sus representantes.
En Chile, la situación es peor puesto que incluso son los
ingenieros comerciales que determinan la viabilidad de una idea o proyecto de
sociedad. Entonces, es hora que los ciudadanos que se sienten atropellados
expresen claramente a los partidos políticos, al menos, sus exigencias, en materia de salud, educación y salarios. El
premio o la sanción es… el voto.
El
socialismo y la socialdemocracia han sido formas del capitalismo.
El principal problema
del estancamiento del desarrollo humano en Chile es que las fuerzas que
deberían haber impulsado los cambios, terminaron haciendo piruetas que ingenua
y/o estúpidamente pretendieron aplicar su programa en el interior de un
programa ajeno, ese que fue concebido en la dictadura y que paradojalmente se
consolidó durante los sucesivos gobiernos de la Concertación. Como lo resumía
un analista español hablando del socialismo y la socialdemocracia, a fines del
siglo XX y principios del XXI estos han sido meras formas del capitalismo.
Entre la realidad y
los sueños.
Los ciudadanos deben saber elegir. En lugar de fijarse en un
nombre debemos examinar a la lupa el programa. ¿Responde rápidamente a los
necesidades más urgentes de la población? .El programa debe contemplar pocas
medidas pero que socialmente tengan un alto impacto cualitativo. Globalización,
especulación financiera, concentración son las herramientas del capitalismo que
cada día incrementa la sofisticación de la explotación. Frente a eso, hay que
ser honestos y decir, en materia de grandes transformaciones “haremos lo que más se pueda y punto”. En
cuanto a las necesidades básicas, haremos todo.
En este Chile que no es 2.0, tan sólo un ¼ de país,
se necesita rápidamente construir un sistema de salud público que
respete –en términos concretos- a los enfermos.
Es imposible que un sistema como FONASA, pueda financiarse con
una cotización del 7% de los asalariados; además de los que menos ganan. Ese
aporte no representa nada para un sistema que entrega – o pretende entregar
- cobertura de salud a más de 13
millones de asegurados, sin exclusión de edad, sexo, nivel de ingreso, nº de
cargas familiares ni enfermedades preexistentes. Los cotizantes de Fonasa se
concentran en un 79,9% en el primer tramo es decir con rentas inferiores a los
$300.000. En el sector Isapres, el 26,7% de la población
cotizante tiene rentas superiores a los 900.000 pesos mientras sólo el 1,3% de
la población cotizante de Fonasa supera esa renta. * Estos datos pueden haber sufrido variaciones pero en
grandes líneas corresponden a la situación actual.
Por eso, en un programa de gobierno debemos exigir que la
cotización aumente a un 10% pero que el
3% suplementario sea una contribución directa de los empleadores.
También durante uno, dos o tres años, el IVA debe ser
aumentado en un punto y las sumas recaudadas con ese punto adicional deben
afectadas directamente a construir, reparar y modernizar la infraestructura de
hospitales y consultorios. En este esfuerzo deben participar todos, incluso los
más pobres que en sus compras verán
reflejadas su contribución. Pero el retorno será un sistema de salud que brinde a los grupos
socio-económicos bajos la misma atención que reciben aquellos que cotizan en
una Isapre y tienen seguros complementarios.
Otro punto que debe considerar un programa de gobierno es la
valorización del trabajo, como única herramienta que otorga al ser humano su
dignidad. Los que cada día realizan una actividad remunerada no deben andar
golpeando las puertas de municipalidades y servicios ministeriales en busca de
un bono o subsidio.
Revalorizar significa transparentar las estadísticas de
empleo. Significa que empleadores y
empleados deben ser obligados por el Estado a sentarse en una mesa de
negociación y discutir en serio la escala de salarios en Chile. Si la respuesta
del empresariado es que Chile sólo puede crecer con sueldos mediocres, pues
bien, entonces eso significa que el modelo no sirve a las grandes mayorías.
La ética es otro elemento central. No se puede elegir a un candidato que es
aconsejado por un profesional del lobby. No se puede votar por un partido que
sigue cobijando a personas condenadas por corrupción o haber presentado falsas
notas de gasto como parlamentarios. No se puede votar por un partido que cobija
a los que, en una universidad, urdieron
un plan para estafar al Estado con las becas Valech. No se puede votar por un partido que defiende los
derechos humanos en Chile y hace caso omiso de lo que sucede en otras partes.
No se puede votar por candidatos que reciben fabulosas sumas de dinero de
comunidades específicas. No se puede votar por candidatos que tienen relaciones
privilegiadas con los grandes intereses y conviven de manera promiscua con las
corporaciones.
Hoy, la participación ciudadana también implica proponer
soluciones a cada uno de los partidos, exigirles una conducta ética. Si dicen
que no…habrá que sancionarlos de manera contundente con el voto.
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